VII
Era imposible vivir en la perfección de esa casa.
Todo quedaba inmóvil, la duda era un ave negra que al final del día sólo era un
signo de mal agüero. En la casa la tristeza se convertía en un festín de gala.
Era imposible vivir ahí. La inmensidad del brillo nos cegaba.
Peldaño a peldaño cayó cada
tarde de mi vida
(De Peldaños)
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